lunes, 19 de mayo de 2008

Un aumento salarial debe ir acompañado de más inversión

Fuente: ElComercio.com

Redacción Guayaquil

En la región, Bolivia, Perú y Ecuador tienen los salarios mínimos más bajos.

Primero está Bolivia, cuyos trabajadores reciben al mes USD 79,4, seguido de Perú con 195,7 unos USD 5 menos que lo que recibe un empleado ecuatoriano como remuneración básica.

Venezuela es el que tiene un mejor salario (USD 373,8), y en Chile y Argentina están sobre USD 300. Colombia está en un lugar intermedio, pues la remuneración se ubica en USD 258,8.

200 dólares es el salario básico mensual actual de los trabajadores ecuatorianos.

Sin embargo, Argentina es el único país cuyo salario cubre la compra de dos canastas básicas, pues cuesta USD 143,81. La más cara es la venezolana, pues sobrepasa los USD 1 000. El trabajador apenas puede cubrir el 30% del costo con su mensualidad.

En Perú, Ecuador y Bolivia, los empleados pueden comprar el 43% de la canasta. Chile tiene un menor grado de desigualdad, pues los sueldos alcanzan para cubrir la mitad de la canasta. Mientras que en Colombia, la canasta vale un 30% más que el sueldo.

En Venezuela ya hubo un primer intento por disminuir la brecha y el presidente Hugo Chávez subió un 20% del sueldo a los trabajadores, el 1 de mayo pasado.

En Ecuador, la Asamblea incluyó en una transitoria la posibilidad de un sueldo que permita alcanzar el costo de la canasta.

El analista Rafael Guerrero Burgos señala que el capitalismo en América Latina nunca ha pagado un salario que le permita a la familia garantizar su supervivencia. “La competitividad de la economía latinoamericana está asentada en pagos de salarios bajos, por debajo de lo que debe tener para cubrir sus necesidades básicas”.

Y por eso cree que equiparar el sueldo con el gasto implica cambiar el modelo económico del Estado y de las empresas. “Eso quiere decir, pasar de una economía que depende de salarios básicos a una donde prime la innovación tecnológica”. Pero aclara que la medida debe ir acompañada de políticas complementarias sin las cuales no tendría un efecto positivo.

“No es solo un mandato que determina un salario en el mercado laboral sino que depende de un aumento en la demanda de mano de obra”. En ese sentido, la política debe orientarse al aumento de las inversiones en el mediano y largo plazo, sean públicas privadas, nacionales y extranjeras.

Leopoldo Avellán, director del Centro de Investigaciones Económicas de la Espol, señala que hay que ver la película completa, pues si se topa el salario se aumenta el precio de una materia prima”.

Y en ese momento aumentan los costos de las empresas, lo que conlleva a una subida en el precio al consumidor, y luego el asalariado va a requerir un nuevo aumento. A eso se lo conoce como una espiral salario–precios, a la que califica como una carrera perdida. Y si bien los trabajadores merecen un mejor salario, el momento no es el adecuado pues el mundo atraviesa por una carestía generalizada.

Avellán agrega que menos del 50% de la Población Económicamente Activa tiene relación de dependencia. El resto no tiene un sueldo fijo sino que depende de ingresos diarios. “Lejos de beneficiarlos con la medida se los perjudica porque se reducen las posibilidades de que los informales encuentren un trabajo fijo”.

Fidel Márquez, rector de la Universidad Ecotec, aclara que la lectura sobre los desequilibrios debe hacerse en función de los ingresos familiares. Dice que en Ecuador, la familia tipo es de cinco miembros y según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, 1,6 de ellos aporta para la canasta. Por eso la diferencia no es sobre USD 300 sino menos de 280. Sobre eso se debe analizar subir los salarios.

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